Cómo ser refugio para tus hijos

Este artículo es algo diferente y especial, ya que te vamos a pedir algo de implicación por tu parte al leerlo. Se trata de hacer un pequeño ejercicio. De imaginar algo.

La palabra refugio me devuelve una imagen de una habitación cálida, con luz tenue, quizás con una chimenea a un lado. Reina un silencio que te abraza. Un sitio donde quieres estar, donde quieres volver cada vez que tienes algún problema. Donde las tareas del día a día en esos momentos no son prioridad. Donde no hay hora de salida. Un lugar donde eres tú mismo y no tienes que dar cuentas a nadie. No hay máscaras, sólo tu esencia en ese lugar. Es como volver a tu hogar.


Aquí viene ese pequeño ejercicio que te comentábamos. Queremos que respondas a la siguiente pregunta:

Quédate un rato en ese lugar. Respira profundamente. Absorbe todo lo que te da esa imagen. Una vez que tengas ese refugio vivo en ti vamos a por la segunda parte de este ejercicio.

La segunda parte se trata de imaginar lo siguiente:

Imagina que estás pasando por un momento delicado y has de tomar una decisión que no es fácil para ti, así que acudes a ese refugio para reflexionar. 

Si alguien pudiera estar en ese refugio contigo para pasar ese momento vital a tu lado:

¿Cómo sería esa persona? ¿Qué actitud tendría contigo mientras le cuentas tu situación? ¿Qué cualidades hay en esa persona que te han hecho escogerla? ¿Cómo te haría sentir?

Imagínala, casi la puedes tocar. Quédate un rato con esa persona. 

¿Sabes cómo me la imagino yo?

Es una persona que está disponible por y para ti, sin distracciones. Te mira a los ojos con ternura. Su cuerpo está relajado. Te escucha con atención. Hay un interés sincero en comprender tu situación. No hace interrupciones. Te abraza con su presencia. No tiene prisa. No emite juicios sobre lo que cuentas. No te da consejos que no le has pedido. Puede compartir experiencias parecidas a las que estás pasando para darte otra visión de cómo solucionar lo que te pasa.

Te hace sentir segura, escuchada, aceptada, no juzgada. Estás sostenida por su actitud abierta y amorosa.

Para acabar…

¿Sabes qué es lo más bonito de todo esto?

Que esa persona que te has imaginado: eres tú cuando tus hijos buscan tu refugio.

Por eso lo especial de este artículo. Tú misma has creado este artículo. 

Un fuerte abrazo,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *