Me cuido porque lo merezco

En este período del año donde comienza el curso escolar, las extraescolares de los peques, nuestras actividades de ocio o deporte, los nuevos comienzos y proyectos en el trabajo… ponemos mucha energía en el exterior. En darle forma y estructura al nuevo día a día que empieza después de las vacaciones.

Y en este puzle que elegimos completar, muchas veces se nos olvida la pieza más importante: LA NUESTRA, la que hace referencia a nosotras mismas.

En el artículo anterior «Volver al día a día» hablábamos de la PRESENCIA, lo importante que es PARAR  tanto para nosotras como para nuestros hijos. En este artículo queremos tratar la importancia del cuidado de una misma.

¿PERO, QUÉ ES EL AUTOCUIDADO?

Autocuidado es tener en cuenta y atender nuestras necesidades más básicas de alimentación, autovaloración, de descanso, de ocio y disfrute…

Es decir, nos referimos sobre todo a un autocuidado emocional, en el que tengo en cuenta cómo me siento y en el que velo por mis necesidades. 

Por lo tanto, como consecuencia natural de tener en cuenta mis necesidades más básicas iría mucho más allá de lo que se considera cuidarse en nuestra cultura: el estar guapa, mantener la línea, ir al gimnasio o a la peluquería…

Entonces, ¿las acciones anteriores no se consideran autocuidado? Por supuesto que sí, pero el autocuidado va mucho más allá.

Al cuidarme me daría importancia, haría lo que me gusta, haría caso de mis propias sensaciones y emociones, me permitiría descansar, me proporcionaría mis momentos de ocio y disfrute, sabría poner límites a personas o situaciones que no me hacen bien…

Teniendo en cuenta lo anterior, ¿del 0 al 10 cuánto dirías que te cuidas?

El autocuidado parte de una conexión genuina con nuestros ritmos y necesidades. Mónica Serrano

A las mujeres se nos ha transmitido que la necesidad de cuidarnos está relacionada a complacer a otras personas. A satisfacer las necesidades de otros. Por ej. cuidarnos el cuerpo para resultar deseables, cuidarnos para cuidar a nuestras hijas e hijos, o a nuestros padres, para poder ir a trabajar…


Es importante que en la maternidad sobre todo, nos podamos cuidar para poder cuidar a nuestros hijos como realmente lo merecen. Sin embargo, ¿debemos cuidarnos por ello? ¿O porque realmente lo merecemos por nosotras mismas?

¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO CUIDARNOS?


Que cueste cuidarnos no es algo exclusivo de la maternidad. Es verdad que la forma en la que vivimos, el que estemos separados unos de otros y haya dificultades de crear comunidad no nos ayuda. Sin embargo, esta dificultad para darnos importancia, atender nuestras emociones y necesidades viene de atrás.

Probablemente de experiencias previas que hayamos vivido reiteradamente en nuestro escenario de infancia. Muchas personas hemos vivido historias personales donde en general, no hemos sido apoyadas ni acompañadas emocionalmente.


Es por ello que nos cuesta darle importancia a nuestras necesidades y tener esa conexión con una misma, con nuestras sensaciones corporales. 


Nuestras emociones en infancia no pudieron ser acogidas, correguladas y como consecuencia natural no sabemos cómo atenderlas.

EMPIEZA A CONECTAR CON CÓMO TE SIENTES


La buena noticia es que podemos aprender a conectarnos poco a poco con nuestras sensaciones y emociones. Reeducarnos para favorecer esta conexión es el primer paso hacia un autocuidado emocional.

Nuestra invitación es que una o dos veces al día dediques unos minutos para parar y hacer un chequeo general de cómo te sientes.

Cierra los ojos, respira conscientemente y fija la atención en tu cuerpo. 

  • ¿Qué sensaciones físicas percibes? 
  • ¿Cómo están tus músculos? ¿Distendidos, agarrotados?
  • Pregúntate: ¿Cómo me siento? Triste, preocupada, alegre, enfadada, en calma…

Si sientes dolor o tensión en alguna parte de tu cuerpo puedes aprovechar para inspirar hacia esos lugares imaginariamente. También puedes mover esas partes o masajearlas para soltar la tensión.

Recuerda que nunca es tarde y que poco a poco podemos ir reconectándonos para cuidarnos como realmente lo necesitamos.

Un cálido abrazo.

Si sientes que necesitas ser acompañada en tu maternidad o tienes alguna dificultad concreta:

Esperamos que esto te inspire en el camino de conectar corazones en el hogar.

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