Cómo hablar a tus hijos para reforzar el vínculo

El uso y el foco que pongamos a las palabras que usamos con nuestros hijos es uno de los pilares de una comunicación más conectiva.

Una comunicación donde el protagonista no es tanto tu hijo sino .

Cuando pongo el foco en qué me pasa a mi con lo que hace o no mi hijo, tomo responsabilidad afectiva y libero al niño de etiquetas y culpa.

También es importante revisar cómo estoy realmente. En si hay algo que me cuesta sostener emocionalmente. Si hay cansancio físico. ¿Estoy pasando por una etapa difícil? ¿Hay cambios significativos que afectan a mi vida personal o familiar? ¿He de tomar alguna decisión que estoy dejando pasar?

El niño no va a dejar de mirar y amar a mamá y papá. Es puro instinto de supervivencia. Sin embargo, puede dejar de amarse a sí mismo. Se puede llegar a sentir incompetente, raro, inútil, inadecuado… 

El niño, no puede decir, “mamá está cansada y por eso dice lo que dice”.

Si les decimos por ejemplo: “Qué pesado, no paras de moverte” 

¿Dónde está el foco? En su persona, en su movimiento. ¿Y dónde estoy yo? En esa expresión yo estoy desaparecida, ¿verdad? 

Si cambio el foco hacia lo que a mí me pasa, podría sonar así:

“Cuando corres por el pasillo de casa me pongo nerviosa porque creo que te vas a hacer daño.”

O también:

 “Son las once de la noche y verte saltar en el colchón me irrita. Necesito silencio y calma. Tengo ganas de ir a dormir.”

Este sería un primer paso donde le transmito a mi hijo cómo estoy yo con lo que él está haciendo.

Un avance más en esta comunicación conectiva sería poner el foco en las necesidades y emociones del niño. Es decir, nombrar a mi hijo cómo puede estar él viviendo esa situación. 

“Veo que tu cuerpo está activo y necesita moverse. ¿Cuántos saltos más quieres hacer antes de ir a la cama?” 

Estamos nombrando su realidad, su necesidad y también damos pie a que tome decisiones a nuestro lado.

Nombrar no es interpretar, ni imaginar, nombrar es dar voz a lo que está pasando, a las vivencias tanto de uno como de otro. 

Es cierto que nombrar los hechos es más fácil. Es objetivo: “Veo que estás saltando sobre la cama”. 

Pero cuando entramos en el terreno del sentir, la subjetividad y la interpretación es mayor. Poner palabras a lo que siente nuestro hijo en un momento dado puede ser complicado. Veremos que hay malestar. 

Podría sonar así: “Veo que no estás en calma.” “No sé qué te pasa, pero te veo intranquilo.”

Cuanto más me sumerja en lo que siento y lo que puede estar sintiendo mi hijo la comunicación será más conectiva y efectiva.

Un fuerte abrazo,

3 respuestas a «Cómo hablar a tus hijos para reforzar el vínculo»

  1. Avatar de Alicia Torres Montoro
    Alicia Torres Montoro

    Gracias por vuestros mensajes, hace que te pares y lo tengas presente en el día a día.

  2. Avatar de Esther
    Esther

    Gracias por vuestras palabras. Ahora lo podré hacer bien.
    A veces le llamo pesado (eres un pesado» a mi hijo y después me arrepiento y cambio a inquieto » estas muy inquieto» pq se la fuerza que tiene el verbo «ser», pero aún sabiéndolo…muchas veces caigo en la trampa.
    Hoy he descubierto más herramientas.
    Muchas gracias 🙂

  3. Avatar de Bárbara
    Bárbara

    Un lujo leeros siempre, son esas pildoritas que nos ayudan a hacerlo cada día un poquito mejor.

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