¿Qué me pasa con las emociones de mis hijos?

  • “No hace falta llorar por eso”
  • “No tienes por qué enfadarte por lo que ha pasado”
  • “¡Qué sensible eres!”
  • “Para ya de hacer el payaso y reírte, estás “pasada de rosca!”

¿Te suenan estas frases? Seguro que si te preguntamos por alguna frase más del estilo, podrías decirnos unas cuantas más.

Son frases que muchas de nosotras hemos tenido que escuchar de niñas. Si ponemos atención, estas frases nos muestran la dificultad de sostener o acompañar ciertas emociones. Emociones como la rabia, el entusiasmo, la tristeza o el dolor… 

  • ¿Qué hace que nos sintamos incómodas ante el llanto desconsolado de nuestro hijo? 
  • ¿Por qué sentimos la necesidad de entretener a nuestro hijo pequeño cuando llora? 
  • ¿Por qué nos sentimos mal cuando se frustra y muestra su enfado?

En nuestras infancias pocas de nosotras tuvimos una figura de referencia, de apego a quien recurrir para aprender a autorregular nuestras emociones. Necesitamos de una figura adulta que acompañe el surgir y transcurso de una emoción en nosotras. 

Si no ponemos conciencia en lo que nos pasa ante estas emociones (incomodidad, malestar, conectar con vivencias propias…) y hacemos algo para cambiar la inercia (el ignorarlas, rechazarlas, minimizarlas…), la historia se repite.

Podemos decir que todas las emociones que sentimos son válidas y tienen una razón de ser

En cuanto a nuestras hijas e hijos, es importante que podamos validarlas. ¿Qué significa esto? Que podamos aceptarlas, acogerlas y legitimarlas en lugar de evitarlas, ignorarlas o rechazarlas. Las frases con las que hemos empezado este artículo serían ejemplos de este acallar, rechazar o no permitir las emociones. Mucho menos de validarlas.


¿Cómo validaríamos las posibles emociones del niño en los ejemplos citados?

  • Veo que estás llorando, claro, ese golpe que te has dado tiene que doler mucho.
  • Probablemente yo también me enfadaría en tu lugar.
  • Comprendo que te afecte, te ha hablado con tono despectivo.
  • ¡Cómo estás disfrutando!  ¡Normal que te cueste parar de reír!

No siempre haría falta poner palabras para validar. En realidad, dar por válido la emoción de otra persona lo podemos hacer de muchas maneras. A través de un gesto cómplice, con una mirada de conexión, un abrazo sentido… 

Por lo tanto, si queremos evitar que nuestros hijos sientan que hay algo mal en ellos cuando sienten determinada emoción, podemos empezar a validarles lo que sienten y necesitan.

Validar emociones y necesidades en las relaciones hace que nos sintamos más cerca el uno del otro. Te invitamos a que lo pruebes y que nos cuentes en comentarios cómo os va. 

Un fuerte abrazo,

Una respuesta a «¿Qué me pasa con las emociones de mis hijos?»

  1. Avatar de Alicia
    Alicia

    Gracias chicas!
    están para enseñarnos algo

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