Cuando La Bomba Detona

  • ¿Te ha pasado alguna vez que te has sorprendido gritándole a tu hijo como una loca?
  • ¿Te has visto fuera de tus casillas, desesperada y “vomitando” tu furia contra tus hijos?

Es frecuente que en la maternidad-paternidad explotemos de rabia y no sepamos muy bien porqué. Nos sentimos confundidas y no entendemos muy bien qué nos pasa.

Siendo honesta, a mí me ha pasado y todavía hoy es el día en que a veces exploto contra mis hijos. 

En estas explosiones emocionales, la emoción que subyace o que sentimos mayoritariamente es la ira o la rabia. 

La rabia es una respuesta psicofisiológica de autodefensa o de ataque en una situación que puede ser peligrosa de manera real o interpretada, es decir, que la percibimos como peligrosa. 

Puede ser que percibamos una situación como una agresión contra nosotros o como algo que se interpone en el logro de nuestros objetivos.

Cuando percibo una situación de peligro, pierdo mi sensación de seguridad porque se ponen en juego alguna de mis necesidades vitales como pueden ser la tranquilidad, el bienestar emocional, la valía personal…

Digamos que la rabia es una emoción que nos pone en modo de lucha o pelea y su finalidad es separar o someter al “agente peligroso”.

Sin embargo, en nuestros hogares a menudo consideramos como “agentes peligrosos” a nuestros hijos con sus “molestas actitudes” y muchas veces detonamos contra ellos de forma desmesurada. 

En otras palabras, podemos decir que “sufrimos” de REAs (Reacciones Emocionales Automáticas).

¿Qué son las Reacciones Emocionales Automáticas?

Por lo general, son manifestaciones emocionales en forma de gritos, insultos o palabras malsonantes, movimientos bruscos como zarandeos, agresiones a otros o a uno mismo que surgen de un malestar interno. 

Digamos que es una expresión de ira, rabia y/o frustración que sale por lo general, en forma de explosión, de manera descontrolada y desproporcionada.

Tanto la palabra “reacción” como “automática” hacen referencia a que la cualidad del hecho es involuntaria, es decir, que si previamente no lo identificamos y ponemos medios, esta explosión sale de nosotros muy a pesar de nosotros

Aunque tengamos la intención y la voluntad de dejar de explotar emocionalmente, no suele ser suficiente y volvemos a hacerlo.

Pero… ¿por qué explotamos? ¿Cuál es la causa de estas explosiones? ¿de dónde vienen todas esas emociones tan intensas?

Como dice Yvonne Laborda, pensamos que los niños, con su comportamiento nos alteran y nos hacen perder el control. 

Pero si esto fuera así, todos nos alteraríamos por lo mismo y sería así en todas las ocasiones en las que tuviesen el mismo comportamiento y esto no suele ocurrir.

La mayoría de nosotros venimos de infancias en las que no se nos permitía la expresión libre de las emociones.

Posiblemente vivimos escenarios de negligencia (falta de acompañamiento, falta de cubrir ciertas necesidades emocionales) o incluso violencia. 

Cuando esta represión emocional, se prolonga en el tiempo, durante las etapas de infancia, niñez o adolescencia, pueden actualizarse en la etapa adulta en forma de reacciones emocionales automáticas. 

Y la mayoría de las veces van dirigidas hacia los seres más vulnerables y que más amamos de la familia, nuestras hijas e hijos.

Por lo tanto, la triste verdad, es que lo que nos pasa a nosotros por dentro, nada tiene que ver con ellos.

Los niños con su comportamiento simplemente encienden la mecha de esa bomba interna nuestra. 

Pero ¿explotaríamos igualmente si no existiese esa bomba en nuestro interior? ¿Qué nos ocurre exactamente?

Solemos explotar cuando conectamos NO con el mismo hecho que nos generaba enfado o frustración en infancia sino con la MISMA EMOCIÓN reprimida en infancia, aquella emoción que no pudimos expresar o sentir (rabia, frustración, odio, impotencia, confusión…).

Por ejemplo, una mamá que explota enfadada cuando a su hijo se le cae y rompe un vaso de cristal puede conectar con esa vivencia en la que se sentía muy insegura y “en peligro” ya que a ella la castigaban cuando algo parecido le ocurría.

Sobre todo conecta con la emoción que fue reprimida en su infancia (de rabia, frustración, impotencia…) que ahora sale sin filtros, como un volcán.

Si no ponemos conciencia de lo que nos ocurre, ni tomamos medidas para minimizarlo, repararlo y actuar con nuestros hijos de otra manera, el vínculo emocional con ellos se verá dañado y aprenderán modelos de conducta que repetirán con otros.

De ahí la importancia de poder cortar con esta cadena de malestar y maltrato que se va perpetuando transgeneracionalmente. 

Sobre todo esto y mucho más trataremos en nuestro acompañamiento gratuito para madres y padres “SOS Estallo en las rutinas” que comenzará el próximo 16 de octubre.

Realizaremos un Audio Training durante 4 días consecutivos y un Webinar final en directo donde trabajaremos las explosiones emocionales en el hogar y facilitaremos herramientas para que puedas gestionar emociones intensas y afrontar las rutinas del día a día con mayor conexión y armonía.

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